- 16
- Nov
¿Cómo irse de una empresa sin hacer daño?
Al igual que las empresas a veces deciden finalizar la relación laboral por diversos motivos, las personas también llegan a momentos en los que sienten que han cumplido una etapa y desean tomar otros caminos. La clave para un buen cierre siempre será la transparencia y la honestidad.
Hace poco, una amiga compartió su experiencia conmigo, y me pareció importante reflexionar sobre ello:
Después de una profunda reflexión sobre su crecimiento profesional y la realidad de su puesto, se dio cuenta de que había una gran brecha entre lo que le prometieron y lo que realmente estaba viviendo. No era el lugar adecuado para su desarrollo, ni profesional ni económicamente, y supo que era momento de partir.
Ella lo comunicó a la empresa con respeto y se ofreció a quedarse el tiempo necesario para hacer un traspaso adecuado. Incluso, propuso seguir involucrada de manera limitada en un proyecto que tenía en curso, demostrando su compromiso con un cierre armonioso.
Sin embargo, la respuesta de la empresa fue decepcionante. Nadie le indicó con quién delegar sus responsabilidades ni en qué momento hacer el traspaso. Pese a su disposición y preparación, no recibió la orientación necesaria, y el proceso parecía no tener fin. Al final, tuvo que ser ella quien fijara una fecha definitiva, ya que la empresa no tomaba ninguna decisión al respecto.
Lo más sorprendente llegó un mes después, cuando una ex-compañera le comentó que el motivo de su salida se había rumoreado como “una cuestión de dinero”. Este comentario dejó claro que la empresa no había escuchado su verdadera razón de partida ni había reflexionado sobre la posible falta de liderazgo o el desajuste entre las expectativas y la realidad del puesto.
Esta historia deja una gran lección: si una empresa no escucha las razones de una salida, pierde una oportunidad valiosa de mejorar y de retener talento en el futuro. La partida de un empleado debería ser un momento de reflexión y autocrítica, para entender si el problema radica en el puesto, en el liderazgo o en la cultura de la organización.
Terminar de manera honesta y con la disposición a traspasar responsabilidades es, sin duda, un acto de profesionalismo y respeto, pero requiere que la empresa también esté dispuesta a participar en ese proceso de cierre con la misma disposición.