Brecha de empatía

La brecha de empatía se refiere a la tendencia de subestimar la influencia que tienen nuestras emociones en nuestro comportamiento y a la hora de tomar decisiones.

Cuando tomamos una decisión, intentamos predecir cómo nos sentimos al tomar cada uno de los caminos que tenemos por delante. Pero, dependiendo de nuestro estado mental en el momento de decidir, nuestra decisión puede ser muy diferente. Subestimamos el impacto que tienen nuestras emociones en las decisiones que tomamos porque nos gusta pensar que actuamos de manera lógica.

Aunque nos gustaría ser perfectamente racionales a la hora de tomar decisiones, es difícil no dejarse influir por las emociones. 

Cuando tomamos una decisión en “caliente”, las emociones que sentimos en el momento puede llevarnos a hacer algo que jamás haríamos si nos damos el tiempo suficiente para tomar la decisión en “frío”.  Esto se debe porque cuando nos encontramos en un estado de «frío», el impacto que tienen nuestras emociones es menor y solemos tomar una decisión más racional y lógica.

En un estado “caliente” somos incapaces de predecir correctamente cuál opción es mejor porque hacemos nuestras predicciones basándonos en nuestro estado emocional actual y tomar decisiones precipitadas que no sean las mejores. 

Este sesgo no solo afecta a nuestro comportamiento, sino que también nos hace menos propensos a entender el comportamiento de los demás, especialmente si están en un estado diferente al nuestro. Es probable que proyectemos nuestras emociones a los demás y no nos demos cuenta de que están en un estado mental diferente. Esto provocará que la otra persona sienta una falta de empatía y la comunicación no será efectiva.  

Las emociones tienen el poder de sustituir la lógica en un estado “caliente”. Tenemos que reconocer cómo nuestras emociones distorsionan nuestra forma de decidir. Antes de intentar predecir qué vamos a hacer, tenemos que ser conscientes en qué estado (“caliente” o “frío”) nos encontramos. 

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